El Palmeral

El palmeral de Orihuela es, junto al de Elche, el único bosque europeo de palmeras que puede considerarse autóctono desde un punto de vista histórico.
Su origen musulmán y su ubicación entre la ciudad y la sierra de Orihuela a favorecido, históricamente, la existencia de un considerable valor económico puesto de manifiesto a través de sus diferentes aprovechamientos agrícolas y artesanales. El palmeral de San Antón ha mantenido, tradicionalmente, espacios de huerta donde se cultivaban especies como el algodón, el cáñamo, la alfalfa o algunas hortalizas, junto a otras especies de frutales tales como la morera o el olivo. Además, el cultivo y explotación de la palmera datilera, para el consumo del dátil, permitió el desarrollo de una pequeña industria artesanal paralela centrada en la manufactura de objetos de cestería, escobas, la explotación del palmito y la palma blanca.
Por otras parte, el palmeral presenta un importante valor etnológico al servir de base al establecimiento de una forma de vida ancestral centrada en la palmera y sus diferentes usos. Sin olvidar su alto valor histórico y arqueológico mantenido a lo largo de siglos y cuyo máximo exponente es la necrópolis de San Antón, en la que los resto funerarios se estiman en más de 800 enterramientos.
No obstante, es su interés natural el que presenta una mayor relevancia. Situado en un entorno físico de elevada singularidad, sobre el llano aluvial y entre el monte de San Miguel y la sierra de Orihuela, el palmeral presenta un elevado valor paisajístico por su contraste con los marcados relieves de la sierra, paisaje único en el continente.
Bajo una perspectiva ecológica, su situación también ha favorecido el desarrollo de una interesante comunidad de fauna y flora que aprovecha la diversidad de recursos que le ofrece las zonas de contacto con otros ambientes como las laderas de la sierra y los sistemas agrícolas circundantes. En este sentido, el palmeral representa un ecosistema de gran importancia natural comparable, a pequeña escala, a la que puede albergar la dehesa, dado que se trata de un ecosistema naturalizado donde los usos tradicionales y sostenibles, mantenidos durante generaciones, hacen compatible su aprovechamiento con un elevado valor ecológico. Así, en el entorno del palmeral se encuentran algunas especies endémicas de nuestro territorio como el rabo de gato (Sideritis glauca), o la Centaurea saxicola, junto a algunos iberoafricanismos de notable importancia como el cornical (Periploca laevigata) y la Whitania frutescens.
Otro elemento ecológico de interés es la existencia de una estructura vertical compleja, que permite el desarrollo de un estrato herbáceo ocupado por las especies cultivadas y nitrófilas silvestres, por encima del cual aparece un segundo nivel arbóreo de cultivos como el olivo o los cítricos, y sobre el que se establece, rematando el dosel, un tercer estrato ocupado por las datileras. Se trata de un singular aprovechamiento cultural de extraordinario valor paisajístico que, además, acoge una considerable comunidad de fauna.
