Cortijo Fischer

Este chalet palaciego, de más de 1.200 m2 y una finca de 13 ha, es quizá el mejor ejemplo de arquitectura modernista de la provincia de Almería, sin dejar de lado el historicismo burgués tradicional y el clasicismo. Hace gala de una rica ornamentación (solerías, claraboyas, vidrieras de ascendencia belga, frisos de escayola, barandillas, motivos florales, etcétera).

Artítiscamente el modernismo queda marcado interiormente en la carpintería de los zócalos, las vidrieras de la entrada, el lucernario del patio central, la decoración de las chimeneas, las pinturas, frisos vegetales o flores coronando los techos. En este sentido abunda la rosa como motivo decorativo alusivo al amor eterno, y el recuerdo de Cecilia, primera mujer del cónsul, muerta en 1882, cuya cabeza decora los capiteles de las columnas de los miradores de la planta baja.

La estructura en general del edificio corresponde al historicismo de la burguesía conservadora almeriense, tal y como muestran la organización en torno a un patio central cubierto, la diferenciación del piso alto como zona íntima y reservada a la vida familiar, o el acusado verticalismo de los huecos.

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