Parque Natural de Sierra Nevada
Sierra Nevada, Sulayr, la montaña del sol como fue llamada por los musulmanes, se eleva, a caballo de las provincias de Granada y Almería, como un gigantesco y compacto macizo que alberga hasta quince picos que superan los 3.000 metros, entre ellos el Mulhacén -3.482 metros- la cota más elevada de la Península Ibérica.
Cuando se avista la sierra desde el norte, desde la hoya de Granada, nos ofrece un relieve de cimas alomadas que cobijan en su interior huellas de la erosión glacial cuaternaria, la más meridional del continente europeo, dando lugar a un relieve único de valles en "U", circos, lagunas, morrenas laterales y crestas, como la Laguna de la Caldera. En la cotas inferiores, el llamado calar presenta formas más escarpadas, con tajos y farallones como la aguja del Trevenque o las cresterías del Dornajo, y espectaculares angosturas como los Cahorros de Monachil. En la zona suroriental, donde las lluvias son torrenciales y los cauces de los ríos temporales, el relieve que predomina está caracterizado por cárcavas y ramblas.
Sierra Nevada tiene a sus espaldas una amplia experiencia en materia turística. Así, a las tradicionales actividades relacionadas con la nieve, la caza o la pesca, se une hoy una espectacular oferta de senderismo, montañismo y bicicleta de montaña que tienen como máximos exponentes al sendero Sulayr (19 tramos y 300 kilómetros a pie) y la Transnevada (8 etapas y 450 kilómetros en btt). Ofrece también el espacio natural un Servicio de Interpretación de las Altas Cumbres, en microbús.
Pero es Sierra Nevada un paisaje altamente humanizado donde la actividad cotidiana tiene un papel principal: pueblos blancos, pequeños y laberínticos, escalonados y surcados por canales de agua que son una extensión sin tránsito de la montaña y de los cultivos; de casas construidas en pizarra con terraos de techo plano, launa y chimeneas austeras; de moradas que se confunden con la pública calzada en tinaos bajo cubierta de madera de castaño, refugio de la más arraigada tradición artesana.
La sierra ofrece hoy una amplia oferta bajo el paraguas del ecoturismo, las actividades de relajación y crecimiento personal, la enología más cuidada o, simplemente, un paseo por un auténtico paisaje cultural anclado en el tiempo bajo el cielo más limpio de la Península. No hemos de obviar que aquí se encuentra uno de los balnearios más afamados de país, Lanjarón, y otras aguas minerales menos conocidas pero también bondadosas como las de Fuente Agria, en Pórtugos.
Fauna y flora
Reserva de la Biosfera, encontramos hasta 2.100 especies vegetales, de entre ellas rarezas como la manzanilla real, Arenaria nevadensis,Laserpitium longiradium o el tejo; y es en la media montaña donde se localiza la mayor diversidad. Los viejos bosques de robles, encinas y quejigos alternan con masas de pinos resinero y salgareño, nogales y castaños centenarios, algunos tan espectaculares como el castaño Rosa de Laujar o el castañar de Huéneja. Aparece aquí un variado sotobosque que exhibe especies tan sobresalientes como el rompesayos, endemismo presente en suelos ácidos, o el aceral que coloniza las zonas más húmedas.
Mientras que en la alta montaña aparecen plantas adaptadas a los rigores de las alturas, como sabinas y enebros rastreros, piornos y agracejos, y endemismos que se cobijan en las grietas de las rocas -violeta de Sierra Nevada y la estrella de las nieves-; los abundantes cursos fluviales acogen bosques de ribera, tan impresionantes como el del curso alto del río Andarax o la espectacular alameda del río Alhama, con presencia de sauces, chopos, alisos, mimbres y juncos que cobijan oropéndolas, mirlos y lavanderas, culebras viperinas, ratas de agua y, en las cabeceras de ríos, trucha autóctona.
Muestra de su gran diversidad faunística es la presencia de hasta 2.000 artrópodos, 300 de ellos exclusivos de este macizo, como la Chicharra de Sierra Nevada. Tienen especial relevancia las mariposas -apolo nevadensis, mariposa el puerto del lobo, la niña de Sierra Nevada y cuatro ocelos de Sierra Nevada-. Cimas y bosques son refugio tanto de mamíferos -topillo nival y la cabra montés- como de aves – águila real, acentor alpino o collaba gris-.