Convento de San José-Las Madres (Primera Fundación de Santa Teresa)

Es la primera fundación de la Santa, siendo muchas las dificultades que se encontró para llevar a buen término su proyecto, necesitando de la ayuda de familiares, amigos y miembros de la nobleza y del clero abulense. Su hermana Juana de Ahumada y su cuñado Juan de Ovalle adquirieron las casas como residencia habitual, y emprendieron la adaptación de las mismas en dependencias conventuales. Para su financiación contó con los envíos que realizaba su hermano Lorenzo de Cepeda desde las Indias. Dª Guiomar de Ulloa y Dª Aldonza de Guzmán solicitaron la licencia al Papa Pío IV para fundar un convento de carmelitas, y algunos prelados abulenses, como el obispo Alvaro de Mendoza o Gaspar Daza, y Pedro de Alcántara apoyaron también a la carmelita.
Se funda el 24 de agosto de 1562. Tomaron el hábito cuatro novicias en la nueva Orden de las Carmelitas Descalzas de San José. Hubo alborotos en Ávila, y se obligó a la Santa a regresar al convento de la Encarnación; calmados los ánimos, vivió Teresa de Jesús 4 años en el convento de San José con gran austeridad.
El monasterio se componía de un conjunto de casas, que se agruparon creando un espacio arquitectónico que aún hoy se conserva, y una pequeña iglesia, hoy desaparecida, que fue sustituida, entre 1608-1615, por otra levantada con las trazas del arquitecto Francisco de Mora que, gran devoto de la Santa, planteó el prototipo de iglesia carmelitana.
El convento recogerá el ideal monástico de Teresa de Ávila, caracterizado por la sencillez y austeridad. Conserva las antiguas dependencias conventuales, que permiten imaginar cómo era aquel primer convento de la reforma y el espíritu de su promotora: cocina, refectorio, celda de la santa, claustro, campana fundacional y la escalera del diablo, por la que Teresa cayó en las Navidades de 1577, rompiéndose el brazo izquierdo. Varios de estos elementos pueden contemplarse en el museo del convento.
Declarado Monumento Nacional en 1968.
