Iglesia de San Pedro de Deusto

Se configura en una nave distribuida en tres tramos desiguales. El de la cabecera es más amplio y a él se adosa la sacristía; el central del lado Norte cuenta con una capilla, y el de los pies, que acoge la torre, lleva adosadas dos pequeñas capillas simétricas.
Labrado en sillería desnuda, el buque de la iglesia resulta un edificio de porte noble de estilo gótico tardío, del siglo XVI en sus primeras décadas. Todos los elementos constructivos principales reflejan este estilo. Es el caso del sistema de soportes, pilarcillos de tres delgadas columnitas adosadas que ascienden por los muros hasta el arranque de las nerviaciones de la bóveda, también gótica, una retícula muy flexible de elementos rectos y curvos. Y el de las ventanas, claraboyas de caprichosas tracerías con alguna leve desigualdad en el diseño.
También son góticos los capiteles de las columnas -unos vegetales y otros decorados con animales y muchachos- y la formulación de la portada principal en el tramo central a Mediodía, con dovelas enriquecidas con molduras redondas y capiteles vegetales de tipo escarolado, más las embocaduras de las capillas y sus propias cubriciones de nervios.
Sin embargo el acceso de los pies es de medio punto y con dovelas lisas, bajo un pórtico que conforma allí la torre, consistente ésta en un prisma vertical de cuatro cuerpos superpuestos, el más alto ochavado, para la sala de campanas.
También es diferente la sacristía, dispuesta transversalmente al eje principal del templo detrás de la cabecera.
Tras una reforma reciente que ha desmontado un agresivo pórtico moderno, desde el exterior resalta mucho el prisma acostado de la iglesia con su potente sistema de contrafuertes y su línea de ventanas. En la actualidad un tercer pórtico, más moderado, con espacios administrativos y de catequesis intentano agraviar demasiado la imagen del histórico, de tipo rural.
En la cuarta década del siglo XVI, época en la que algunos particulares se construyeron allí sus capillas privativas, la iglesia conoció el abovedamiento. Dos siglos más tardaron en realizarse el coro -obra de consideración trazada por Antonio de Vega en 1731-, la torre, construida en 1744 por Martín de Larrea, y la sacristía, labrada en 1769 por Luis Abaunza.
En 1847 sobrevino la ruina del campanario, que hubo de rehacerse, mientras que las deterioradas bóvedas tuvieron que graparse con hierros, tal y como hoy aparecen.
