Basílica de Nuestra Señora del Pino

 
 
 
 
Dirección: Plaza de Nuestra Señora del Pino
 
 
Es el edificio más importante del municipio y uno de los más destacados de la arquitectura religiosa de Canarias, en torno al cual se configuró en sus orígenes el desarrollo urbanístico de Teror y la evolución de su Centro Histórico. Entre los reconocimientos más importantes que posee el edificio es el de Basílica menor, concedido en 1916 por el Papa Benedicto XV, y el de Monumento Nacional, en 1976.
 
El edificio que albergó desde finales del s. XVI la imagen de la Virgen del Pino ha sufrido a lo largo de su historia un proceso de reconstrucción en difenerentes épocas, debido a la composición arcillosa de las tierras sobre las que se asienta, un lugar poco idóneo para la edificación.
 
El actual templo ocupa una superficie de 1131 m2. En su fachada principal destacan las tres puertas, y sobre ellas tres ventanas con vidrieras. Los elementos de piedra azul y amarilla conforman todo el edificio, desde la balaustrada, los pilares, la espadaña y los perillones. La torre amarilla de estilo gótico del campanario contrasta con el estilo neoclásico de la fachada principal en piedra azul. El edificio en su conjunto presenta una mezcla de estilos de diferentes épocas, predominando el neoclásico en su fachada y el gótico portugués en la torre.
 
El templo, con cubierta de dos aguas, está definido en su interior por tres naves enmarcadas por 14 arcos de medio punto sostenidos por columnas y pilastras. El carácter austero de su interior contrasta con la luminosidad de sus vidrieras y el altar mayor de estilo barroco. La Basílica acoge en su interior un importante patrimonio artístico. Hasta las primeras décadas del s.XIX la iglesia se utilizó como lugar de enterramiento.
 
La Basílica cuenta con cinco retablos, realizados entre 1767 y 1783. El más importante es el Retablo Mayor, obra barroca del tallista Nicolás Jacinto, que preside la capilla mayor. En él destacan las columnas laterales serpenteantes que provocan la sensación de dinamismo, y sobre las que se sitúan las imágenes de San José y San Joaquín, talladas en Génova. La parte central la ocupa la boca del Camarín, donde se muestra a la Virgen del Pino, y a ambos lados los relieves de Santa Ana y de la Visitación. Al mismo artista, también se atribuyen los dos Retablos del Crucificado y del Sagrado Corazón. Los situados en el transepto corresponden a José de Quesada y están presididos por las imágenes de San José y el Cristo atado a la columna. Estos retablos, además de las esculturas y tallas, cuentan con diferentes obras pictóricas. El último de los retablos de finales del siglo XVIII acoge el cuadro de Ánimas. Este lienzo dedicado al Purgatorio, es un ejemplo de arte al servicio de los ideales de la Contrarreforma católica.
 
La Basílica posee un rico patrimonio escultórico, algunas de cuyas piezas fueron realizadas para el actual templo, mientras que otras corresponden a fechas más tempranas. Sin duda, la imagen más importante y de mayor antigüedad es la de la propia Virgen del Pino. También destacan las imágenes de San Matías, atribuido a Cristóbal Osorio, San Ramón Nonato (1767) del escultor sevillano Benito de Hita y Castillo, y cuatro notables esculturas del insigne imaginero José Luján Pérez, que son El Crucificado, El Cristo atado a la columna, San Juan Evangelista y La Dolorosa. Obras más recientes del s. XX son el Sagrado Corazón de Jesús (1910) o San Antonio de Padua.
 
El riquísimo patrimonio artístico de la Basílica se completa con toda una serie de objetos litúrgicos como el frontal de plata (1777) del platero Antonio Juan Correa Corvalán, obras de platería (bandejas, cálices, portapaces, crucifijos, jarras, custodias, ciriales…) de factura canaria, peninsular e indiana, trabajos en madera como la Sillería del Coro con los escudos de los diferentes obispos que han tenido relación con el templo, la Valla (1831) de madera de caoba que delimita la capilla mayor y colaterales, la Cruz que se hizo con la madera del Pino de la aparición, caído en 1684, la Silla de la Virgen (1752) empleada en las diversas bajadas que la Patrona ha realizado a la capital, o la Pila bautismal de piedra colorada (Siglo XVI) de la primera ermita de Nuestra Señora de Therore, situada bajo la escalera de caracol de Diego Nicolás.
 
La Cúpula es uno de los elementos arquitectónicos más identificativos de la Basílica, de gran austeridad exterior rematada en forma de faro o linterna, y de una gran belleza interior. En las pechinas destacan 4 escudos eclesiásticos que hacen referencia las ditinciones del templo a lo largo de su historia.
 
El templo cuenta con espléndidos vitrales de principios del s. XX en los que figuran asuntos marianos y cristológicos. Las vidrieras de la fachada principal aluden a los Pontífices Pío X y Pío XII, en el primero por la declaración de la Virgen del Pino como Patrona de la Diócesis Canariense , el 16 de abril de 1914; y el segundo por el paso del Papa Pío XII, cuando todavía era el Cardenal Pacelli.Sobre la puerta principal se sitúa la Virgen en el Pino.
 
El reloj de la fachada de la Basílica procede de Valencia y fue donado por el Obispo Codina en 1853, sustituyendo a otro de 1687. La esfera del reloj fue renovada en 1989. La antigua se encuentra actualmente en el Patio del antiguo Palacio Episcopal.
 
El primer órgano fue traído de la Basílica de Hamburgo y emplazado en 1767. El órgano actual se trajo de Inglaterra y fue instalado en 1898.

 

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