Palacios Nazaríes
Residencia habitual de los reyes de Granada, su construcción comenzó a principios del siglo XIV. Los Palacios Nazaríes son un conjunto palacial compuesto por tres edificaciones:
- El Mexuar.

Es la sala más antigua. Usada para reuniones de los ministros del rey así como lugar donde se impartía justicia.
Es difícil saber cómo se construyó originalmente el Mexuar, ya que las muchas restauraciones y reconstrucciones que se han realizado hasta nuestros días nos impiden saber cómo eran sus aposentos, aquellos que no se encuentran en ruinas. Según las citas del poeta Ibn Zamrak, podríamos decir que pertenecería a los primitivos alcázares nazaríes. Tanto las reformas realizadas tras la ocupación cristiana como la explosión en 1590 de un polvorín que causó grandes destrozos, han producido grandes modificaciones en la distribución y la comunicación, por lo que es difícil saber cómo era originalmente. Realmente, lo único que queda del conjunto de aposentos, situados junto a la torre de Mohamed I, es la nave oriental, que es a lo que llamamos en la actualidad «Mexuar», que tampoco se ha mantenido a salvo de reconstrucciones cristianas, y la galería y Torre de Machuca, así llamada por haber sido vivienda de los arquitectos Pedro y Luis Machuca durante la construcción del Palacio de Carlos V.
Como ejemplo de lo indicado con anterioridad, el exterior de los muros de la sala del Mexuar han sufrido tantas modificaciones que no se sabe cómo eran originalmente. Encontramos cuatro columnas en el centro de la sala, con ménsulas de mocárabes. Sobre la cenefa de yeso existente se puede leer: «Todo lo que poseeis procede de Dios». El techo, de época cristiana, es un alfarje con decoración de lacería. La pared, en su parte alta, está decorada con yeserías, dorados y pinturas, mientras los zócalos son de alicatados de azulejos, y presentan el lema de los Alamares, el escudo de Carlos V y las armas de los Mendozas, ya que don Iñigo López de Mendoza, Conde de Tendilla fue nombrado Alcaide por los Reyes Católicos; también podemos encontrar unos tableros con las columnas de Hércules y una orla de lazos moriscos del siglo XVI.
Al fondo de la sala encontramos una habitación que era utilizada por el monarca para reunir al consejo y dar audiencia. Cuando el rey no se encontraba en palacio era el Cadí, en la sala adjunta, el que oía a los negociantes. En su puerta, un azulejo de la pared reza: «Entra y pide. No temas de pedir justicia que hallarla has». Posteriormente, alrededor de 1632, estas salas se convirtieron en capilla cristiana, y se construyó un coro.
- Palacio de Comares.

El Cuarto o Palacio de Comares constituía la residencia oficial del monarca, y está compuesto por un conjunto de dependencias agrupadas en torno al Patio de los Arrayanes, con galerías porticadas en los extremos, situándose al norte la Sala de la Barca y la Sala de los Embajadores, que ocupa el interior de la Torre de Comares, desde donde se domina el valle del Darro.
Yusuf I quiso que la decoración de su residencia oficial dejara maravillado al visitante, por lo que ordenó que se construyera y adornara de manera exquisita, aunque probablemente no viese terminada esta obra, ya que diversas inscripciones atribuyen su autoría a su hijo Mohamed V, que terminó su obra, el cual además, construyó una fachada a lado sur del Patio del Cuarto Dorado. En esta fachada encontramos dos puertas adinteladas iguales, alicatado sobre zócalo de cerámica, y decoración de yesería. Encima tenemos dos ventanas gemelas con arcos peraltados de festón y otra más pequeña en medio, rodeada de inscripciones del Corán. Todo el muro está decorado con bellísimos adornos y numerosas inscripciones, que rezan el lema «Sólo Dios es vencedor». En el friso de madera labrada podemos leer uno de los poemas que Ibn Zamrak dejó tatuados en el palacio nazarí.
La puerta de la izquierda de esta fachada nos lleva a una sala decorada con yeserías con friso de mocárabes y techo de lazo pintado en la época de los Reyes Católicos, con una inscripción que hace referencia a la toma de Granada.
- Palacio de los Leones.

Cuando Mohamed V sucedió a su padre Yusuf I, no se limitó a terminar las reformas que éste había comenzado, sino que comenzó a construir lo que sería su gran obra, el magnífico legado que nos dejó en la Alhambra: el Palacio de los Leones. Este palacio constituía las estancias privadas de la familia real, y se construyó en el ángulo que forman los Baños y el Patio de los Arrayanes.
En este palacio el arte nazarí alcanza su máximo esplendor, en el que se alcanza una belleza de una sensibilidad y armonía incomparables, donde la luz, el agua, el colorido, la decoración exquisita, convierte a este palacio en una maravilloso placer para los sentidos, en el que se deja atrás el periodo anterior de decoraciones más abstractas y geométricas para dar paso a un estilo más naturalista, sin duda influjo de lo cristiano, acrecentado por la amistad que mantuvieron Mohamed V y Pedro I, el Cruel, por aquel entonces monarca cristiano.
El palacio está compuesto por un patio central (Patio de los Leones) rodeado de galerías de columnas a modo de claustro cristiano, que permite el acceso a distintas salas: al oeste la de los Mocárabes, al este la de los Reyes, al norte la de Dos Hermanas, Ajimeces y Mirador de Daraxa y al sur la de los Abencerrajes y el Harén.