Playas
Cala Carbó

Una de las pequeñas playas con encanto del sur de la isla, en el interior de la Reserva Natural de Cala d’Hort.
Su ambiente familiar, las rocas recortadas de forma irregular que la envuelven y la transparencia del agua hacen de ella un rincón muy agradable.
Cuenta con dos restaurantes de pescado de gran calidad (Balneario y Can Vicent), servicio de hamacas y una pequeña tienda de ropa.
Pese a sus reducidas dimensiones, nunca está agobiante de gente. Ni siquiera en los meses de mayor afluencia turística. En agosto, nadar hasta la salida de la cala para contemplar la puesta de sol, constituye un ritual inolvidable.
Playa d´es Codolar

Playa de arena encantadora y tranquila, de ambiente familiar.
Cala Codolar es una de esas pequeñas sorpresas que esconde Ibiza.
El intenso color turquesa del mar, la ausencia de multitudes y la belleza que aportan los pliegues de las rocas de los acantilados ofrecen un rincón muy agradable.
Los bañistas disponen de algunas hamacas y sombrillas y de un chiringuito donde preparan hamburguesas y perritos, a precios módicos, muy agradable.
Subiendo unas escaleras, se alcanza un restaurante más sofisticado.
Playa de Es Bol Nou

Es Bol Nou se encuentra prácticamente pegada a Sa Caleta. Se trata de una playa pequeña, de arena fina y también de ambiente familiar, especialmente frecuentada por los habitantes de Sant Josep y de Eivissa.
El manto de arena al entrar al agua es tan largo que hay que andar un buen trecho para que cubra.
No se sorprenda si descubre gente embadurnándose la piel y el cabello con el barro arcilloso que cubre las rocas del final de la cala. Es como recibir un baño exfolitante y tonificante, que elimina hasta las picaduras de los mosquitos. No se cohiba. Pruébelo. Sólo tiene que recoger agua de mar con una botella, ir mojando la arcilla roja, extenderla sobre el cuerpo y esperar a que se seque antes de volver al agua. La capa de barro desaparece fácilmente.
En esta cala también encontrará un conocido chiringuito de pescado, con una tienda de vestidos y una zona de masajes.
A la izquierda de la playa, sobre un acantilado, se ubica el Poblado Fenicio de Sa Caleta, del siglo VIII a.C.
Cala Es Jondal

Playa amplia, con piedras redondas pulidas por las olas del mar, que se salvan con pasarelas colocadas por los afamados chiringuitos de la playa. Dentro del agua todo es arena fina.
A lo largo de la orilla hay varios locales muy agradables y con distintos tipos de ambientes, desde el más familiar al más cool, lo que la ha convertido en uno de los lugares de moda de la isla para ir a la playa, comer, cenar o ir de copas.
Llama la atención el Blue Marlin, con tumbonas king size a precio de oro y presencia constante de dj’s, que parece más bien un bar de copas de lujo a pleno sol, así como los restaurantes Yemanjá y Tropicana, donde sirven arroces y pescados al borde del mar.
Pese a todo, no es de las playas más masificadas y suele ser frecuentada por yates que fondean en las inmediaciones. También encontrará personas especializadas en dar masajes al borde del mar y pequeños puestos con bikinis, pareos y vestidos.
Desde el verano de 2014 forma parte de un programa experimental de la Unión Europea, destinado a proteger a los bañistas de las picaduras de medusas. Para ello, se han instalado unas redes de protección en los dos extremos de la playa que mantienen la orilla libre de celentéreos.
Cala de Codolar

Esta playa de cantos rodados, sin arena en el exterior aunque sí dentro del agua, no es el mejor lugar para tumbarse a dormir durante horas, aunque sí es agradable para un baño o para tomar un refresco, ya que suele estar prácticamente desierta.
Tiene un chiringuito muy agradable cerca del acceso desde la carretera, ideal para los que buscan sitios diferentes y apartados.
Al final de la orilla, junto a los estanques y Es Cap des Falcó, existe otro que congrega a mucha gente a la hora del crepúsculo.
La playa está dentro del Parque Natural de ses Salines y es la de mayor extensión de la isla. Las vallas del aeropuerto, en algunos tramos, llegan casi hasta la orilla, por lo que es frecuente ver aterrizar a los aviones a una distancia sobrecogedora, especialmente en la parte central.
Playa de Es Cavallet

Este extenso arenal, rodeado de dunas repletas de sabinas, fue la primera playa nudista de Ibiza y una de las pioneras del país. Su arena blanca, los tonos turquesas y la ausencia de hoteles y construcciones hacen de ella un auténtico paraíso.
Pese a ser una de las más frecuentadas, sus dimensiones permiten a los bañistas instalarse junto a la orilla sin agobios. Eso sí, la capacidad limitada de su zona de aparcamiento y la estrecha carretera que conduce hasta él, sorteando los estanques de las salinas, generan en ocasiones pequeños atascos durante los meses punta de la temporada estival. Pese a ello, merece la pena conocerla.
Más o menos hasta la mitad de la playa, donde se encuentra el El Chiringuito, encontrarán todo tipo de gente. En la zona final, junto a El Chiringay, se concentran los aficionados al nudismo.
Muchos de ellos forman parte del colectivo homosexual de toda Europa, que tienen en este enclave uno de sus principales puntos de encuentro.
Al principio de la playa hallarán otro restaurante: La Escollera, cuya terraza permanece abierta todo el año.
Merece la pena recorrer toda la orilla hasta alcanzar la torre de defensa de Ses Portes, situada en el tramo de rocas del extremo, equidistante también con la playa de Ses Salines.
Playa de Ses Salines

Ses Salines es la playa por excelencia de Ibiza, no sólo porque se encuentra en el Parque Natural, protegida por una corona de dunas, sino porque en esta zona se aprecia con especial intensidad la pureza y transparencia de las aguas, gracias a la Posidonia Oceánica, incluida en la declaración de Patrimonio de la Humanidad.
Precisamente porque es una de las más bellas, la frecuenta mucha gente guapa y los famosos que veranean en la isla.
Podrán encontrar distintos ambientes a lo largo de la playa. El primer chiringuito es el Guaraná, situado en la parte derecha de la playa. El segundo es el Malibú, donde siempre hay alguna cara conocida, especialmente jugadores del fútbol.
Sirven comida a los barcos en lanchas y es habitual ver correr las botellas de champagne por las mesas.
A partir del Jockey Club, el público es más variopinto e internacional, hasta llegar a Sa Trinxa, de ambiente más hippy al final de la playa, donde se concentran los nudistas y los noctámbulos que quieren seguir despiertos.
En general, la playa es lugar de cita y exhibición de cuerpos esculturales. Por la tarde, las diferentes discotecas de la isla también sorprenden al respetable anunciando sus fiestas de alguna forma original.
Y si se ha quedado sin bikini o sin pareo, también podrá comprar uno en esta playa, e incluso contratar los servicios de un masajista.
No pueden conocerse todas las caras de Ibiza sin un baño en Ses Salines. Cuidado con sus pertenencias, incluidas las bicicletas y los efectos que dejan en el coche.
Si no es aficionado a las multitudes, siga caminando por la costa en dirección a Es Cavallet, camino de la torre defensiva de Ses Portes.
Descubrirá pequeñas e íntimas calas que, con un poco de suerte, le ofrecerán un rincón exclusivo. La arenisca de alguna de ellas está recortada, ya que en este tramo se extrajo piedra para la construcción de las murallas de la capital, en el siglo XVI. Algunos artistas incluso han tallado esculturas junto a la orilla, aprovechando la moldeabilidad de esta roca.
A la derecha de la playa, observarán también un muelle. Es el pequeño puerto de Sa Canal, desde donde se embarca la sal que producen los estanques hacia destinos de toda Europa.
Playa Es Xarco

Es Xarco es una pequeña calita de pescadores, con varias casetas varadero en un extremo y un tramo de arena en la orilla central donde tumbarse al sol.
En el otro extremo se ubica uno de los chiringuitos más conocidos de la costa sur, llamado igual que la cala, así que suele ser habitual que algunos yates fondeen en la zona y sus tripulantes acudan a disfrutar de los pescados frescos que ofrece el establecimiento.
Aún así, por tierra resulta un lugar bastante escondido, así que el ambiente suele ser tranquilo y agradable. El restaurante cuenta con algunas tumbonas, que pone a disposición de sus clientes.
Playa de Els Cubells

Pequeña cala de arena en el interior y piedras redondas en la orilla, accesible desde un sendero, a los pies de la iglesia de Es Cubells y de varios chalets colgados sobre el acantilado.
Es muy tranquila, ya que no cuenta con ningún chiringuito, y el camino no está señalado. A corta distancia hay otros recovecos con fondos de piedra, agradables y solitarios, aunque para acceder a ellos hay que caminar por senderos abruptos. Entre ellos, Ses Boques y Cala Llentrisca.
Cala d'Hort

Sin duda, una de las calas mágicas de Ibiza, en plena Reserva Natural y dominada por la majestuosa presencia de los islotes de es Vedrá y es Vedranell.
Muy recomendable para ir en familia, porque es una playa tranquila, aunque cada vez está más de moda.
En ella encontrarán tres restaurantes para desayunar, comer pescado fresco o tomar un refresco: Del Carmen, Cala d’Hort y Es Boldadó.
También hay una tienda de ropa de mujer, con bikinis, camisetas, pareos y vestidos.
Al atardecer, la puesta de sol es impresionante en los acantilados cercanos a Cala d’Hort y situados antes de que empiece la cuesta de bajada a la playa.
Su arena blanca llega hasta el borde de las casetas de pescadores.
Cala Vedella

Playa amplia, de arena blanca y ambiente familiar, protegida en los flancos por bellos acantilados. Uno de los puertos naturales de la isla, una auténtica piscina natural con una zona amplia de casetas varadero de pescadores en la orilla derecha.
En sus alrededores hay una zona de hoteles y la playa cuenta con múltiples servicios, como varios restaurantes de pescado (María Luisa y Can Jaume, entre ellos), un italiano y algunos comercios y bares.
Aún así, se trata de un entorno tranquilo y agradable, que frecuentan tanto turistas como gente local, especialmente los fines de semana.
También puede alquilar material deportivo, motos de agua o practicar submarinismo en su centro de buceo.
Cala Molí

Pequeño y encantador rincón de costa, al que se accede por una serpenteante carretera muy próxima a Cala Tarida. En un lugar especialmente indicado para familias y personas que buscan tranquilidad.
Está rodeado por un paisaje de pino y coníferas, tiene un chiringuito con piscina y los acantilados próximos ofrecen magníficas vistas de toda la costa sur de la isla.
Es recomendable llevar un calzado adecuado para entrar en el agua, si no se tiene la costumbre de bañarse en fondo de rocas y gravas. A unos metros de la orilla, ya aparece la arena.
Cala Tarida

Bello arenal de grandes dimensiones, en forma de pequeñas playas separadas por islotes pegados a la orilla. Cuenta con varios hoteles y también buenos restaurantes -como Ca’s Milà- y algunos bares.
En el centro dispone de un histórico chiringuito, Ses Eufabies, donde comer a buen precio. Además, hay un centro de buceo junto al hotel Tarida Beach. Disponen de hamacas y sombrillas, pueden alquilarse lanchas y motos acuáticas y también se ofrece la posibilidad de practicar deportes náuticos.
En el extremo derecho de la playa hay una pequeña cala frente al islote de Sa Sabata (el zapato) donde es habitual la práctica del nudismo. Frente a ésta, al abrigo de unas rocas, se concentran unas pocas casetas varadero. La playa está enlazada con el puerto de Sant Antoni mediante una línea de barcas.
Playas de Compte (Cala Conta)

Platges de Comte, conocida también de forma incorrecta por Cala Comte o Cala Conta, goza de unas maravillosa vistas a la puesta de sol.
Consta de varias calitas de arena blanca, bañadas por aguas de color turquesa desde las que se divisan las islas de Es Bosc, Sa Conillera, Ses Bledes y S’Espartar. Por esta razón, suele estar bastante frecuentada, aunque su visita es indispensable, ya que está considerada como una de las 10 playas más bellas del mundo, según diversos ranking de internautas y revistas de viajes.
Cuenta con hamacas y sombrillas, alquiler de velomares (patines) y varios restaurantes en los promontorios rocosos que separan unas calitas de otras.
Los niños lo pasaran en grande rebuscando entre la gruesa arena, ya que está repleta de conchas.
Platges de Comte posee dos calas principales, separadas por una roca donde se asienta el chiringuito Sunset Ashram, típico para disfrutar de la puesta de sol.
Al principio de la explanada del parking existe otra pequeña cala, con una amplia zona de arena y varias casetas varadero, conocida como Es Racó d’en Xic, donde algunas temporadas abre un modesto quiosco.
Hacia el otro lado, siguiendo costa a costa en dirección a Sant Antoni, pasarán frente a los restaurantes S’Illa des Bosc y Ses Roques. Entre ambos hay una zona baja de rocas donde se acomodan algunos bañistas.
Junto al segundo también encontrarán la cala del embarcadero, otro enclave idílico, y a continuación, Ses Roques Males, un rincón marinero de casetas varadero y con un acantilado horadado en forma de cueva, donde bañarse a la sombra sobre fondos de arena.
El paseo concluye en la torre defensiva d’en Rovira, equidistante entre esta playa y Cala Bassa. Platges de Comte enlaza con el puerto de Sant Antoni mediante una línea de barcas.
Cala Bassa

Playa de arena blanca, libre de construcciones, famosa por la pureza cristalina de sus aguas y por el bosque de pinos, sabinas y tamarindos que la rodean.
Al principio de la playa hay una zona de rocas que se asemeja a un paisaje lunar, lo que añade un atractivo mayor a esta cala, a la que, sin embargo, suele acudir mucha gente.
Cuenta con servicio de hamacas y varios chiringuitos, recientemente remodelados, que se esfuerzan en hacer de ella uno de los enclaves de moda de la isla.
También pueden practicarse deportes náuticos y está enlazada con el puerto de Sant Antoni mediante una línea de barcas.
Port des Torrent

Port des Torrent, llamada así al estar ubicada en la desembocadura de un torrente, es una playa turística, rodeada de hoteles y zonas comerciales.
Su orilla es de arena y conforma uno de los puertos naturales más abrigados de la isla, así que cuenta con numerosas casetas varadero en la zona rocosa situada frente a la playa.
Suele estar bastante concurrida. Cuenta con varios bares y restaurantes, servicio de hamacas y está enlazada con Sant Antoni mediante un servicio de barcas.
Es Calonet
Esta pequeña calita de pescadores, frecuentada por familias de la zona que disfrutan almorzando en sus pequeños refugios junto al mar los días festivos, constituye un rincón idílico.
La orilla está rodeada por completo de varaderos y el interior del agua es de arena en su mayoría, aunque varía cada temporada en función de las tempestades del invierno.
El horizonte, con el islote de S’Espartar como protagonista, se enciende con intensidad al atardecer, ya que el sol se pone justo enfrente de este rincón.
Junto a las casetas de la izquierda hay un pequeño pasadizo que enlaza con un tramo rocoso de costa, de indudable belleza, donde hay más casetas varadero.
La cala no dispone de ningún tipo de servicio, aunque en la vecina Cala Tarida encontrarán comercios y restaurantes.
S'Estanyol

Formada por dos pequeñas calas unidas por un corto tramo de rocas, s’Estanyol, ya en el municipio de Sant Josep, es una playa de arena blanca, con fondos también arenosos en su mayor parte, en plena bahía de Sant Antoni.
Está rodeada por hoteles y cuenta con servicio de hamacas y sombrillas y alquiler de velomares. La ensenada pequeña dispone de un chiringuito y la grande cuenta con hoteles a sus espaldas.
No confundir con otra cala del mismo nombre, situada en las proximidades del pueblo de Jesús.
Cala Porroig

Merece la pena llegar hasta la bahía de Porroig, porque es uno de los puntos donde rara vez hallará turistas.
Para bañarse, baje hasta las casetas varadero y, si no están sus dueños, extienda la toalla frente a ellas y disfrute de un paisaje de inusitada belleza y de las aguas cristalinas. Aunque el fondo sea rocoso, buena parte es grava fina, así que se puede entrar al mar sin complicaciones.
Es mejor visitar la cala entre semana, ya que los fines de semana concentra a buena parte de los propietarios de las casetas y está mucho más concurrida.
No cuenta con ningún chiringuito. En la misma bahía hay varios recovecos pequeños, con diminutas cala muy agradables, con fondos de grava similares.
Para llegar hasta a ellas, hay que explorar y andar por pequeños senderos pegados al mar.
Sa Caixota

Pese a sus dimensiones, Sa Caixota es uno de los rincones más escondidos y poco frecuentados de la isla.
Se trata de una cala de cantos rodados, abierta al mar, situada bajo un acantilado arcilloso. Aunque en la zona existen algunos chalets de lujo, en la playa no hay nada.
Hay que ir provisto de calzado adecuado, ya que la entrada y salida del agua es difícil. Sin embargo, a pocos metros de la orilla, especialmente en la parte final de la playa, se encuentran fondos arenosos. El agua siempre es cristalina.
Cala Corral

Cala repleta de casitas de pescadores con un pequeño puerto deportivo llamado Coralmar, a continuación de Cala Tarida. La orilla es de piedras y suele acudir muy poca gente, salvo los propietarios de las casetas.
Fíjense en cómo alguno de los varaderos parece un chalet.
Las aguas suelen estar muy limpias y ofrece fondos submarinos muy atractivos simplemente para gozar de ellos con unas sencillas gafas y unas aletas.
Playa d’en Xinxó

La primera cala a continuación de la bahía de Sant Antoni, ya en el municipio de Sant Josep, en plena zona turística.
Es de arena en el exterior y arena y rocas en el interior, con algunas casetas varadero en un extremo. Hay servicio de hamacas y sombrillas, alquiler de velomares, cuenta con algunos chiringuitos y en el entorno hay todo tipo de servicios.
Enlaza con el puerto de Sant Antoni a través de un servicio de barcas, que atracan en un pequeño muelle.
Pedrera de Cala d'Hort (Atlantis)

Esta antigua cantera de piedra arenisca, situada en la costa de la Reserva Natural de Cala d’Hort, a los pies de la torre des Savinar, constituye una atractiva excursión para los aficionados al senderismo. De ella se extraía piedra, que era transportada por mar a la capital y a Sant Antoni. El aspecto de las rocas talladas, que albergan escalones y superficies planas junto a la orilla, al tiempo que el agua se cuela entre los pliegues formando piscinas naturales, compone un paisaje sobrecogedor.
Para llegar hasta ella hay que descender durante media hora por un barranco de arena, con magníficas vistas de este precioso tramo de costa virgen. Aunque el camino no es peligroso, no resulta aconsejable para personas con vértigo o no acostumbradas a andar.
Abajo existe también una pequeña cueva donde antiguamente se refugiaban los canteros cuando llovía y que sirvió también de vivienda a algunos hippies, que empezaron a llamar a este lugar Atlantis, por la mágica influencia del islote de Es Vedrà y el extraño paisaje que compone la cantera.
Aún hoy, algunas personas siguen descendiendo el acantilado y tallando figuras en el maleable marès (arenisca).
Las aguas son cristalinas y, si el tiempo acompaña, un baño junto a la cantera resulta una experiencia inolvidable.
Sa Sal Rossa (La Xanga)

Sa Sal Rossa, también conocida como La Xanga, se encuentra situada a los pies de la Torre des Carregador, a continuación de Platja d’en Bossa, dentro del Parque Natural de Ses Salines. Es una cala rocosa, con varias casetas varadero. Pese a estar situada en una zona de gran afluencia turística, los viajeros prefieren las playas de arena y es frecuente llegar a la cala y no encontrarse a nadie, incluso en pleno agosto. Aunque es de rocas, sus aguas son cristalinas y su aspecto pintoresco, gracias al pequeño islote que se encuentra frente a la cala y a las casetas varadero, a ambos extremos de la orilla.
Cala Codolar

Cala Codolar es una de esas pequeñas sorpresas que esconde Ibiza. El intenso color turquesa del mar, la ausencia de multitudes y la belleza que aportan los pliegues de las rocas de los acantilados ofrecen un rincón muy agradable.
Los bañistas disponen de algunas hamacas y sombrillas y de un chiringuito donde preparan hamburguesas y perritos, a precios módicos, muy agradable. Subiendo unas escaleras, se alcanza un restaurante más sofisticado.
Sa Caleta

Esta atractiva calita de pescadores compone una de las postales típicas de Ibiza, al estar rodeada de casetas varadero donde pescadores profesionales y aficionados resguardan sus embarcaciones; muchas de ellas los típicos llaüts de madera.
Sus aguas son cristalinas y su fondo de piedras, aunque acceder al agua no resulta difícil gracias a los pequeños muelles donde atracan las embarcaciones. Frente a ella, Es Codolar y los estanques de Ses Salines.
Los fines de semana es muy frecuentada por los propietarios de las casetas y sus familias, que pasan toda la jornada en la playa. Entre semana, sin embargo, es muy tranquila y sólo aparece algún pescador.
Se encuentra situada junto a la pequeña península que alberga el Poblado Fenicio de Sa Caleta (siglo VIII a. C.), integrado en la declaración de Ibiza Patrimonio de la Humanidad, junto con las murallas de la capital y las praderas submarinas de posidonia oceánica.
Cala Ses Boques

Es una cala muy pequeñita pero merece la pena por su tranquilidad y por su paisaje abrupto y salvaje. En ella encontrarán un chiringuito muy agradable para tomar una cerveza o para comer, incluyendo pescado fresco.
La zona de baño, de grava en el exterior y piedras más grandes en el interior, se encuentra junto a una pintoresca zona de casetas varadero. Ideal para los amantes de los sitios recónditos y tranquilos, aunque con servicios.
Playa d’en Bossa

Es la playa de arena más larga de la isla y su extensión se la reparten los municipios de Sant Josep (la mayoría) y Eivissa.
En invierno resulta paradisíaca, pero en pleno mes de agosto es una de las más frecuentadas, ya que está rodeada de hoteles a lo largo de casi toda su extensión.
En los últimos años se han puesto de moda las fiestas al borde del mar y existen varios beach club (Nassau, entre ellos) que ofrecen cócteles, gastronomía y música en vivo con dj’s. Un ambiente muy cool, para gente ávida de nuevas experiencias.
Las familias que busquen entornos tranquilos también los encontrarán en distintos tramos, gracias a su prolongado litoral y a la anchura de arena en la orilla, que aleja los hoteles del agua. Desde ella se divisa una amplia panorámica del lado marítimo de las murallas.
El extremo más alejado de la capital concluye con la Torre des Carregador, que formaba parte del sistema defensivo de la isla frente a los piratas. Al tratarse de una playa abierta, es frecuente que haya un poco de viento, lo que la hace idónea para la práctica de vela, windsurf y otras modalidades.
Los aficionados a estos deportes hallarán todo tipo de servicios y facilidades.
El entorno de la playa constituye una de las más importantes zonas turísticas de la isla. En las calles paralelas al mar hallarán discotecas, como Space, centros comerciales, bares, centros recreativos para niños, un parque acuático, instalaciones deportivas, restaurantes…
Playa des Pinet

Cala de arena en el exterior y rocas y arena y rocas en el interior, rodeada de hoteles en plena bahía de Sant Antoni, aunque en la zona del municipio de Sant Josep.
Se alquilan hamacas, sombrillas y velomares, hay dos chiringuitos y los bares de algunos hoteles y en las proximidades pueden encontrar todo tipo de servicios, incluido un pequeño parque acuático, en la misma orilla.
Enlaza con el puerto de Sant Antoni a través de un servicio de barcas.
Sa Figuera Borda

Sa Figuera Borda es uno de los rincones que más sorprenden cuando se navega por la costa oeste de Ibiza. A poca distancia de Platges de Comte, rumbo sur, aparece de pronto un cabo elevado cuya roca está horadada en el centro, de lado a lado.
En su interior se acumula un conjunto de casetas varadero. La zona de acceso al agua es diminuta. Tan sólo ocupa las plataformas por donde los pescadores arrían las barcas. El resto, inaccesible, es una cala rodeada de un alto acantilado vertical.
El interior del mar es de piedras y grava, pero las aguas son cristalinas y casi siempre solitarias. El camino para alcanzar la cala es semidesconocido desde tierra, aunque resulta sencillo encontrarlo si se dispone de alguna indicación. Sólo por contemplar el paisaje, con el islote de S’Espartar al fondo, ya merece la pena la excursión. Justo antes de llegar, bajo los acantilados, hay un llamativo puente de piedra que la naturaleza ha ido modelando siglo tras siglo.
Es Torrent

Esta pequeña cala de la bahía de Porroig es una de las más exclusivas del sur, gracias al restaurante de pescado que lleva su mismo nombre y que es uno de los más prestigiosos de la isla.
La playa cuenta con tumbonas y sombrillas y una pequeña tienda de moda, aunque tiene el inconveniente que el interior del agua, al ser de piedra redondas y grandes, dificulta el baño.
Es aconsejable llevar un calzado adecuado.
Algunos yates de lujo suelen atracar frente a ella y siempre está tranquila, incluso en los meses de mayor afluencia de turistas.
Sus aguas son cristalinas.
Es Caló d’en Serra

Pequeña calita de arena en el exterior y rocas y un poco de arena en el interior. Está rodeada de hoteles y abierta a la bahía de Sant Antoni, ya en territorio del municipio de Sant Josep.
Se alquilan hamacas, sombrillas y velomares, hay varios bares de los hoteles y en las proximidades pueden encontrar todo tipo de servicios.
Aunque la orilla y las vistas son agradables, el entorno, con algunos edificios en construcción, no es el más ideal.
Es Cucó

Bañarse en la orilla de Es Cucó supone todo un privilegio. El camino para llegar hasta la cala no es cómodo, pero la tranquilidad, las vistas y la transparencia de sus aguas merecen la pena.
La cala está situada en un extremo de la bahía de Porroig y es frecuentada por los propietarios de las casetas varadero, los vecinos de los chalets próximos y algunas personas que se acercan en yate.
Aunque el exterior es de cantos rodados, basta con alejarse unos metros de la orilla para disfrutar de unos fondos arenosos de intenso color turquesa.
El lado derecho de la cala está protegido por un cabo al que merece la pena subirse, ya que ofrece una amplia panorámica de la costa de Es Cubells.
Es Cucó se encuentra además al abrigo de un alto acantilado y para descender hasta ella hay que caminar por un estrecho sendero. Es cansado, pero no reviste peligro y en diez minutos se alcanza la orilla.
Cala Llentrisca

Cala Llentrisca es un lugar tan precioso como aislado, que frecuentan sólo los submarinistas y los dueños de las casetas de pescadores, que se arremolinan en torno a la orilla.
La mayor parte de ellas pertenecen a vecinos de la zona, que durante el fin de semana aprovechan para salir a pescar y organizar comidas junto al mar.
Entre semana, incluso en pleno agosto, es posible nadar en solitario o en compañía de unas pocas personas.
No cuenta con servicios de ningún tipo, por lo que es preciso cargar con víveres si se pretende pasar el día.
