Iglesia de Santo Domingo de Guzmán

La iglesia parroquial de Santo Domingo de Guzmán se construyó entre los siglos XVI y XVII en estilo renacentista, con una interpretación libre que, a veces, se aparta de la ortodoxia purista del clasicismo para fusionarse con formas constructivas populares. Su especial ubicación, casi en un despeñadero, hizo necesaria la construcción de un enorme muro, en el que se abren ocho arcadas que le sirven de sostén.
Consta de una sola nave articulada en tres tramos que cubren bóvedas vaídas, y que está vertebrada por un coro ubicado a los pies, capillas laterales y presbiterio cubierto por bóveda de cañón. Se accede al templo a través de un cancel con puerta de madera tallada con casetones y parcialmente decorada con acantos. La capilla de la izquierda, edificada en 1915, es de planta cuadrada cubierta por cúpula sobre pechinas, cuya media naranja va decorada con triángulos y vegetales y pintada de azul, en tanto que en las pechinas se simbolizan los cuatro evangelistas. Su acceso se realiza a través de una puerta con columnas toscanas y frontón mixtilíneo.
Dos arcosolios en piedra que imita el mármol, del siglo XVII, flanquean el presbiterio. Acogen tallas contemporáneas de un Crucificado y una Dolorosa y comparten una estructura común: un arco de medio punto impostado, pilastras planas de fuste resaltado enmarcándolo y, separado por una cornisa, una gran escudo flanqueado por pináculos sobre dados, para la veneración de estas imágenes neobarrocas del siglo XX.
Otros elementos que merecen reseñarse son una pila bautismal en cerámica vidriada en verde sobre pie de piedra, gótica mudéjar del siglo XV, con decoración de arcos de piña en relieve. Otra pila de agua bendita, fechada en 1750, ofrece un aspecto medievalizante por el arcaísmo de la serpiente que se enrosca en su fuste. La capilla de la izquierda muestra una talla del siglo XX de un Nazareno con la cruz a cuestas y coronado con potencias de metal, de remarcada expresividad en manos y cabeza.
En su exterior presenta una espadaña del siglo XVIII y dos portadas renacentistas. En una, el arco de medio punto va entre pilastras y lo remata un friso con cornisa de moldura cóncava; en la otra, el arco de medio punto se apoya en las jambas.