Yacimientos Arqueológicos
Cotúfres
Los principales hallazgos que han acontecido han sido elementos cerámicos que indican la existencia de una villa de época romana, aunque no se han encontrado restos de estructuras y construcciones en superficie. Los principales restos de cultura material hallados son : cerámicas comunes, terra sigillata y tégulas.
De estudio de los restos de cultura material hallados se puede hacer una descripción somera del yacimiento encuadrándolo dentro de la tipología de Villae de Época Romana.
Pachena
Se trata de un yacimiento donde se muestra muy bien definida la secuencia antrópica, obteniendo elementos de cultura material del Cobre, Bronce Medio y bajo imperio romano. Esta variedad de elementos se deben principalmente a la diferenciación de dos zonas.
Por un aldo la parte más elevada, donde se hallaron los elementos constructivos en piedra que originalmente pudieron formar parte de estructuras que apuntan a construcciones con carácter defensivo. Junto a estos restos constructivos se encuentra una abundante concentración de cerámica a mano perteneciente a tipología material de la Edad del Cobre y Bronce, junto a otros elementos más tardíos pertenecientes a la cultura íbero-romana, como cerámica decorada a bandas.
La otra zona que podemos diferenciar es aquella que ocupa la media ladera, donde predomina la concentración de elementos materiales constructivos, latercuri, tégulae o ladrillos de barro cocido. También es importante la concentración de materiales pertenecientes a contextos imperiales como terra sigillata o cerámica común.
El Ardón
Se observan restos de elementos constructivos de época hispanorromana, elementos que dejan entrever una Villae Bajoimperial. Los restos de cultura material hallados responden a cerámicas comunes, terra sigillata hispánica, Lucernas y cerámica de pasta clara entre otras.
El Puerco
Sin duda sobre este yacimiento corre mucha literatura, quizás debido a su gran extensión (más de tres hectáreas) o a la gran cantidad de elementos materiales que han aparecido en él, destacando restos de columnas, grandes sillares que sin duda nos remitirían a una villa romana de gran interés.
También es destacable nombrar la importante cantidad de restos materiales cerámicos muchos de ellos de importación, destacando una importante colección de terra sigillata Súdgálica.
Cuesta del Parral

Este yacimiento arqueológico se diferencia del resto de los hallados en Arjona por encontrarse elementos distintos en lo referente a la cultura material.
Principalmente se hallaron restos líticos en sílex, como cuchillos, puñales con escotadura, junto restos de lo que parecía ser un enterramiento colectivo excavado en la roca del lugar con puerta cuadrada. De estos hallazgos no ha quedado nada más que su aparición en distintas publicaciones de historiadores locales.
Los restos hallados nos indican un contexto funerario colectivo enmarcado en el período Calcolítico.
Necrópolis de Piquía

El punto de partida del hallazgo de esta necrópolis lo enmarca la curiosidad. Las fuertes lluvias caídas en el Otoño de 2007, provocan la erosión del terreno y con él, la aparición de una Urna Cineraria, la que pasaría a denominarse como Urna o Caja de los Guerreros. Fruto de este hallazgo se llevan a cabo las excavaciones pertinentes que confirman la existencia de una Necrópolis Íbera.
El resultado final engloba un conjunto de veinte tumbas de distinto tamaño, en su mayor parte enterramientos colectivos, fechados en torno al s. I a.n.e. Del conjunto destaca la tumba principal, de piedra arenisca y con mampostería de grandes sillares y planta rectangular. Desde su posición se abría un gran espacio circular demarcado por un foso denominado "espacio de respeto", donde se realizaron los ritos funerarios en honor y memoria de quienes fueron allí enterrados. Entre ellos se ha documentado un ritual de libación (ceremonia religiosa, que consistía en derramar vino u otro licor después de probarlo).
Al interior de la cámara funeraria se llegaba por el lado occidental a través de escalones realizados con grandes sillares. Enfrente se construyó una repisa sobre el suelo enlosado y en el lateral norte dos nichos a modo de cajas. La tumba se divide en dos parte, una parte masculina (este) y otra femenina (oeste), que vienen determinadas por la aparición de los restos de ajuar funerario.
Lo importante de este reciente hallazgo, además de la excelente factura de la obra arquitectónica y de la información recogida durante la excavación, “es el ajuar funerario recuperado, que caracteriza la riqueza propia de un príncipe y su familia”
Del conjunto de materiales arqueológicos destacan un conjunto de cráteras áticas (un total de siete, de las cuales se han podido restaurar cuatro), de figuras rojas del siglo IV a.n.e., y amortizadas en el rito de enterramiento. También formaban parte de este ajuar un ánfora Dressel, los restos de un gran vaso de vidrio y un importante número de recipientes de cerámica ibérica pintada de época tardía.
También se han hallado en su interior los restos de un carro funerario de hierro y madera con apliques y adornos de bronce, destacando el hallazgo excepcional: de una cabeza de guerrero ibero que está siendo devorada un animal, seguramente una loba o leona.
