Ávila Palaciega
Azorín al referirse a la ciudad decía: "Ávila es, entre todas las ciudades españolas, la más del XVI". Esta afirmación viene corroborada, entre otras cosas, por la existencia de una arquitectura civil de casas fuertes y palacios que, en lo esencial, se edificaron entre los últimos años del S.XV y durante el S.XVI, coincidiendo con una etapa de apogeo socio-económico que la ciudad experimentará y que conllevará, entre otras mejoras urbanas, la rehabilitación de las antiguas casonas medievales o su demolición, para levantar otras bajo la nueva moda renacentista.
Un patrimonio que es reflejo del esplendor de una ciudad y que permite analizar en sus sobrias fachadas y en sus patios la evolución de la arquitectura civil abulense, del último gótico al renacimiento, en sus distintas fases.
El emplazamiento de estas casas revela el agrupamiento de las familias abulenses de acuerdo con su linaje y, al mismo tiempo, responde a razones defensivas, ya que a los caballeros correspondía la defensa de la ciudad, de ahí su vinculación a la muralla.
La mayoría están situadas intramuros, siguiendo el trazado de los lienzos de La Muralla, formando un segundo cinturón de defensa hacia el interior, adosadas a los muros o configurando plazas en torno a las puertas de acceso a la ciudad.
- Palacio Real de Santo Tomás,
- Casa de Blasco Núñez Vela,
- Casa de los Almarza,
- Casa de Superunda (Palacio Caprotti),
- Palacio de los Mújica (Torreón de los Guzmanes),
- Casa de los Dávila o Casa del Marqués de Las Navas,
- Palacio de Valderrábanos,
- Palacio del Marqués de Velada,
- Antiguo Palacio Episcopal y Episcopio,
- Palacio de los Águila,
- Palacio de los Verdugo,
- Palacio de Bracamonte,
- Palacio de Juan de Henao,
- Palacio de Polentinos,
- Casa de las Carnicerías,
- Casa de los Deanes,
- Palacio de los Serrano